Sabías que lo digital, incluso enviar un mensaje de WhatsApp tiene un impacto ambiental. Te decimos de qué manera
Por Daniel Lee
En estos tiempos digitales donde la comunicación instantánea se ha convertido en la norma, es común utilizar aplicaciones como WhatsApp, navegar por internet o disfrutar de la música en streaming.
Sin embargo, lo que podría parecer una actividad inofensiva tiene consecuencias alarmantes para el medio ambiente. Hemos pasado por alto la huella de carbono que genera estas acciones, no solo en la fabricación y diseño de los dispositivos, sino también en su uso diario.
Datos recientes provistos por The Shift Project revelan que el 60% del tráfico de internet proviene de la visualización de videos en línea, lo que resulta en una emisión anual de aproximadamente 300 millones de toneladas de CO2.
Este asombroso número representa el 1% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Es hora de reconocer el impacto ambiental de nuestras actividades digitales y tomar medidas para aumentarlo.
El Foro Económico Mundial sugiere una solución esperanzadora. Se estima que las tecnologías digitales podrían reducir las emisiones globales en un 15%. Esto se convertiría en una contribución significativa para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un conjunto de metas mundiales para abordar los desafíos sociales y ambientales más apremiantes.
Para lograr una transición hacia la sostenibilidad, es crucial adoptar modalidades de consumo y producción más responsables, siguiendo los principios de reducir, reutilizar y reciclar. Estos deben extenderse más allá de los principios tangibles y aplicar también a nuestra vida digital.
Además, la ciberseguridad juega un papel fundamental en la implementación de tecnologías digitales para el desarrollo sostenible.
A medida que nuestras sociedades se vuelven más interconectadas, las infraestructuras críticas y los servicios ambientales se vuelven objetivos potenciales para los ciberdelincuentes.
Los ataques cibernéticos pueden tener consecuencias devastadoras, incluso dificultando las inversiones en sostenibilidad y responsabilidad social corporativa.
Aquí es donde la ciberseguridad vuelve a tomar relevancia. Las tecnologías digitales, junto con medidas de ciberseguridad adecuadas, pueden ayudar a reducir la huella de carbono a través de soluciones como ciudades inteligentes y el uso de energías renovables.
Sin embargo, para lograr esto de manera efectiva, es esencial promover un enfoque de responsabilidad compartida. Un ejemplo inspirador de esto es Future Community, una iniciativa que ha reunido a más de 100 embajadores comprometidos en comprender la relación entre sostenibilidad y ciberseguridad.
A través del diálogo y acciones concretas basadas en tecnología, innovación y ciberseguridad, esta comunidad trabaja en la búsqueda de un futuro más seguro y sostenible para todos.
Como individuos, también podemos contribuir a esta causa. Es imperativo que actuemos ahora y optemos por tecnologías sostenibles, reduzcamos nuestro impacto en el medioambiente y protegiéndonos contra amenazas cibernéticas que podrían afectar a nuestro ecosistema.
En nuestro día a día, podemos reducir la huella de carbono al hacer un uso más consciente de las tecnologías digitales. Apagar dispositivos cuando no los necesitemos, desactivar notificaciones necesarias y configurar nuestros dispositivos para ahorrar energía son pequeñas acciones que pueden marcar una gran diferencia.
Metabase Q, una empresa líder en ciberseguridad en América Latina, está asumiendo un papel destacado en esta problemática, ofreciendo iniciativas y soluciones a través de su proyecto Future Community. “El futuro es para quienes se atreven a darle forma”, y juntos, podemos construir un mundo sostenible y seguro para todos, donde las tecnologías digitales sean aliadas en la lucha contra el cambio climático y la protección del medioambiente.
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